LA FUENTE: EL AMOR ANTE LO INEVITABLE

Marcelo Fabani

En el mundo real, el investigador y oncólogo Tommy Creo (Hugh Jackman) intenta salvar a su esposa Isabel, Izzy tal como la llama cariñosamente por su diminutivo, de un tumor cerebral que la está matando. Ella es escritora y ha comenzado un libro de género fantástico que transcurre en el siglo XVI. Allí se relata que un importante militar al servicio de la Corona española, al que nombró Tomas, es enviado por la Reina a buscar y encontrar el elixir de la inmortalidad. El hallazgo hecho por un sacerdote español del mítico Árbol de la vida permitirá a España y su Reina, acosados por el Inquisidor de la Iglesia, vivir eternamente. El Gran Inquisidor, Silecio (Stephen McHattie), acusa como hereje a la Reina Isabel (Rachel Weisz) debido a sus intentos por encontrar la inmortalidad a través de un mitológico árbol maya. El inquisidor, poco a poco, va conquistando territorios de la península ibérica de tal forma que la reina entiende que España, como ella, también va a morir. La película sumerge al espectador tanto en la realidad apremiante de Tommy para encontrar la cura del cáncer terminal que está matando a Izzy, como en el ficticio y a la vez metafórico mundo donde el conquistador Tomás deberá encontrar en el árbol de la Vida, la supervivencia de su Reina y de la propia España. Un tercer escenario se entrelaza con los dos mencionados y es uno que puede interpretarse como atemporal, pero en el futuro del tiempo en el que se desarrolla la historia real. Tom (Hugh Jackman), el habitante de un planeta que nos hace recordar a la historia de El Principito, dada la pequeñez del astro y la existencia de un solo vegetal, esta vez el "Árbol de la Vida", viaja hacia una nebulosa dorada en una burbuja que los alberga. Tom intenta llegar a la nebulosa conocida como “Xibalba”, el inframundo maya al cual viajan todas las almas cuando mueren. Está convencido que "el Árbol de la Vida" renacerá en la llegada. En su viaje, Izzy se aparece a Tom atormentándolo con su sola presencia, ya que le recuerda que no pudo salvarla, lo que lo induce mucho mas a completar su viaje. En todos los mundos donde Tom enfrenta el drama de perder a su esposa, se encuentra decidido a no dar la batalla por perdida y recurrir a lo imposible por salvarla. Ambos mundos, real y fantástico, se entrelazan en una historia donde el espectador atento reconocerá los paralelismos que llevarán a Tom desde el punto de buscar la cura, hasta el de aceptar hechos irremediables que no puede cambiar. Sin perjuicio de los relatos de mundos distintos, encontramos elementos que facilitan la percepción de la misma trama. Izzy le enseña a Tommy la existencia de Xibalba, una nebulosa brillante que para los mayas era el inframundo. Es la misma nebulosa a la que viaja el planeta donde vive solo Tom. La corteza con la que el científico Tommy prepara el liquido inyectable para probar su eficacia en el tumor cerebral de un mono de laboratorio, proviene de un árbol de la selva de Guatemala. Y a su vez Tom, el habitante solitario, consume la corteza de su único acompañante, el árbol, para poder continuar su viaje e ir escribiendo. En el siglo XXI, al morir Izzy víctima de un paro cardíaco antes de que la cura se hubiese encontrado, Tommy planta una semilla del árbol guatemalteco sobre su tumba. Al recordar que Izzy le había contado que el creador del mundo de los mayas se había sacrificado a sí mismo para dar vida a todos los seres convirtiéndose en el Arbol de la Vida, encontramos un simbolismo de la resurrección de la vida a través de la muerte. Así vemos que en la historia del siglo XVI, el sacerdote maya identifica a Tomás como el "Primer Padre", el dios que se sacrificó a sí mismo para crear el mundo. Veremos inmediatamente después de sacrificar al sacerdote, a Tomás que encuentra el "Árbol de la Vida". Ansioso por su hallazgo y exultante por lo que significa, perfora el tronco derramando la savia y viendo como una planta crece en el lugar. Entendiendo esto como una señal de rejuvenecimiento, aplica savia a la herida abdominal infringida por la reacción violenta del sacerdote antes de reconocerlo como dios, y se cura. A continuación, bebe la savia y recrea en su propio cuerpo el autosacrificio que el creador del mundo de los mayas experimentó en el comienzo de los tiempos, viendo como brotan hojas y flores que llenan su cuerpo. En el relato del futuro Tom pasa por el corazón de la nebulosa en paz con el pensamiento de su muerte inminente. Si bien la película está formada por estos tres mundos relacionados con una trama común, se podría identificar al mundo del siglo XVI como el planteo de la historia, donde la situación se ve aunque se consolide con la parte del presente, donde se revela el nudo de la misma. Y bien podría identificarse el mundo del futuro como el desenlace de la historia. Donde Tom vive solo, sin Izzy en un pequeño planeta donde sólo hay lugar para él, en espera de que el viaje al inframundo lo vuelva a reunir con su amada a la que no pudo salvar. Pero más allá de las varias interpretaciones que hacen comprender el lenguaje con el que el director quiso expresarse, esta historia de amor habla de la fuerza de ese sentimiento que prevalece ante cualquier situación. Aún cuando se interponga la muerte, que aquí esperanzadoramente, parece no ser el final de todo. La Fuente (The Fountain). Estados Unidos. 2006 96 min. Dirección: Darren Aronofsky Guion: Darren Aronofsky, Ari Handel Protagonistas: Hugh Jackman, Rachel Weisz, Ellen Burstyn. Mark Margolis.

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