LUCHA SOLITARIA: POLICÍA ENFRENTA REPRESALIAS SIENDO IGNORADO POR MINISTRO MARTINELLI AL EXPONER CORRUPCIÓN

Crónicas del Este 28/04/2024 Sociedad

Sergio Secinaro

¡Hoy en Crónicas del Este, presentamos una historia reveladora que impacta profundamente en la institución policial! Alejandro Torres ibáñez, Comisario de la Policía Nacional, ha lanzado una denuncia explosiva al Sr. Ministro del Interior, Dr. Nicolás Martinelli. En una carta que expone una serie de irregularidades, Torres revela la corrupción que impera en la institución. La misiva dirigida al Ministro revela una serie de eventos inquietantes que llevaron al Comisario Torres a dar un paso al frente en la lucha contra la corrupción policial. Esta carta no solo evidencia los problemas internos de la policía, sino que también destaca la falta de acción por parte de las autoridades para abordar estas cuestiones. Hasta el día 23 de noviembre de 2022, Torres ocupaba el cargo de Ayudante del Sr. Jefe de Policía de Cerro Largo, el Crio. Gral. Marcelo Fabián Suárez Alvez. Sin embargo, el 24 de noviembre del mismo año, decidió presentar una solicitud de entrevista con el ex Director de la Policía Nacional, Diego Fernández. ¿El motivo? Informar sobre una serie de irregularidades en la Jefatura de Policía de Cerro Largo, en las cuales se vio involucrado y que afectaron su salud de manera significativa. La salud de Torres se vio gravemente afectada por las circunstancias que denuncia, sufriendo depresión y ataques de pánico como resultado del estrés y la presión a la que fue sometido. Sin embargo, su deber de informar sobre hechos con apariencia delictiva lo llevó a tomar la difícil decisión de enfrentar la situación. Una de las irregularidades más alarmantes que Torres revela en su carta es el uso indebido de vehículos oficiales para fines personales. En septiembre del año pasado, recibió un mensaje vía WhatsApp en su teléfono celular, con la escalofriante advertencia: "sigue la joda, utilizando los vehículos oficiales para actividades particulares". Adjunto al mensaje, se encontraban imágenes del Coordinador Ejecutivo de la Jefatura de Cerro Largo, el Crio. Mayor Richard Melo, utilizando un vehículo oficial para realizar compras en el Free shop "Panda" de la ciudad de Rio Branco. Este abuso de poder y recursos públicos es solo la punta del iceberg de la corrupción que Torres se atrevió a exponer. Además, Torres tuvo conocimiento de que el vehículo oficial se utilizaba para desplazarse diariamente al establecimiento rural del Sr. Coordinador Ejecutivo, ubicado cerca del km. 25 de Ruta 26, en dirección a Río Branco. Esta revelación lo implicó indirectamente, ya que, al recibir esta información, existía la posibilidad de que se interpretara que no actuó al respecto. Lo anteriormente expuesto constituye solo una parte de la denuncia de Torres. Otra preocupación que deseaba plantear es el caso en el que se manipuló el ingreso de una postulante por orden del Sr. Jefe. Torres, preocupado por las implicaciones profesionales y laborales que esto podría acarrearle, relata un incidente ocurrido el 21 de septiembre del año pasado. En la mañana de ese día, tras informar al titular de la Unidad Ejecutora sobre ciertas novedades, Torres recibió un número de postulante (342951) y la instrucción de investigar su situación en la lista de prelación del concurso para ingresos a la Jefatura de Cerro Largo (0407-L01/21). Dirigiéndose al Departamento de Recursos Humanos, se le informó que la lista ya había sido enviada al Departamento Metropolitano de Concursos e Ingresos (DEMECI) el día anterior o días previos, y que el postulante en cuestión ocupaba el lugar 162. Se le proporcionó una copia de la lista para llevar al Sr. Jefe. Al regresar a su despacho, el Sr. Jefe ya estaba reunido con el Jefe del Estado Mayor de la Jefatura en ese momento, el Sr. Crio. Mayor Neyker Bejerez Melgar. Torres informó al Sr. Crio. Gral. Suárez sobre la posición del postulante y mostró la lista proporcionada por Recursos Humanos, confirmando que ya había sido enviada a DEMECI. En ese momento, el Sr. Jefe mencionó haber recibido una llamada solicitando ayuda para que el postulante ingresara al concurso. Acto seguido, el Sr. Jefe ordenó a Torres transmitir al Sub Oficial Mayor de Recursos Humanos la instrucción de enviar un nuevo correo electrónico a DEMECI alegando un error en la lista previamente enviada. Se le indicó que debía elaborar una nueva lista colocando al postulante en cuestión entre los primeros 30, aproximadamente el número de vacantes disponibles para el ingreso. Se planeó que el Sr. Jefe arreglaría los documentos de la Junta de Selección posteriormente. Torres cumplió con la orden y trasladó la instrucción al Sub Oficial Mayor, quien se comprometió a informar al Sub Jefe sobre la situación en cuanto estuviera disponible en la Jefatura. Como resultado de estas maniobras, la postulante pasó del puesto 162 con una calificación de 6 en la Junta de Selección al puesto 30 con una nueva calificación de 9, otorgada por la misma Junta. Desde entonces, la vida de Torres se convirtió en un auténtico calvario. Ser arrastrado a esa situación no fue tarea fácil, ya que desobedecer las órdenes del Jerarca y negarse a transmitir lo dispuesto a Recursos Humanos no era una opción viable. Como él mismo lo describe de manera coloquial, no podía simplemente decir "yo no lo haré, dígaselo usted". Esta situación generó un estrés continuo, episodios de pánico, picos de presión arterial y una angustia constante. A Torres le preocupaba que esto tomara estado público y lo señalaran a él como responsable. En repetidas ocasiones, Torres solicitó al Sr. Jefe que lo retirara de su cargo en la Oficina de Ayudantía debido a su desacuerdo con esos procedimientos. Aunque el Sr. Jefe prometió hacerlo en más de una ocasión, no se materializó hasta el 24 de noviembre. Durante todo el tiempo transcurrido entre estos eventos y su decisión de denunciar, Torres sufrió una intensa presión, temiendo las posibles repercusiones no solo de que salieran a la luz las situaciones irregulares, sino también por las advertencias del Sr. Jefe. Este último le había comunicado a Torres que, de abrir la boca, contaba con contactos y amistades influyentes en Montevideo que podrían desplazarlo de la Jefatura de Policía de Cerro Largo “en un abrir y cerrar de ojos”. Según los propios dichos del Sr. Jefe, había ganado un gran respaldo político desde que adornó el muro de la zona operacional de Montevideo que supervisaba, con la célebre frase del difunto Dr. Jorge Larrañaga: "Hay orden de no aflojar". La decisión de Torres no fue sencilla: o bien informaba y confiaba en que no se tomaran represalias en su contra, o, por otro lado, si los hechos tomaban estado público, tendría que justificar por qué no había informado habiendo tenido conocimiento de ellos. Optó por la primera opción, considerando que era lo correcto, a pesar de las represalias que sufrió después de tomar esa decisión. Después de relatar los eventos tanto en un acta inicial redactada por el Sub Director Ejecutivo, Crio. Mayor Jorge Berriel Pedraja, como verbalmente ante el Director de la Policía Nacional, Crio. Mayor Diego Fernández, ese mismo día, Torres entregó al primero de ellos las dos listas de prelación mencionadas anteriormente. La primera lista, que inicialmente fue enviada a DEMECI y donde el postulante 342951 ocupaba el puesto 162, fue anulada posteriormente. La segunda lista, la cual se envió después y fue la que finalmente se publicó en la página del Ministerio, colocaba al mencionado postulante en el puesto 30, después de que su nota en la Junta de Selección fuera incrementada a 9. Es relevante destacar que en ese momento, Torres no recordaba quién había llamado al Jefe Suarez, por lo que no lo mencionó en el acta redactada en la Dirección de la Policía Nacional. Además, entregó las fotografías relacionadas con los hechos que involucraban al Coordinador Ejecutivo, Crio. Mayor Richard Melo, pruebas que aún conserva en su posesión hasta la fecha. En los 27 años de servicio que acumula en la Institución Policial, Torres enfrentaba ahora la situación más desafiante de su carrera. Tomar la decisión de informar sobre las irregularidades encontradas implicó poner en riesgo su estabilidad familiar, psicológica y profesional. Esta situación lo involucró en dos eventos críticos: por un lado, un desconocido le envió un mensaje con fotos comprometedoras del Coordinador Ejecutivo, y por otro, el máximo jerarca de la Jefatura de Cerro Largo le ordenó llevar a cabo acciones cuestionables. El castigo que menos esperaba, finalmente se materializó: fue trasladado a prestar servicios en la Jefatura de Policía de Montevideo, sin que se le brindara una causa clara de tan drástica medida. Esta resolución tuvo un impacto devastador en su vida, todo por haber optado por hacer lo correcto y lo que la ley le mandata: informar sobre irregularidades o hechos con apariencia delictiva. Hasta la fecha, Torres no tiene conocimiento de que se haya tomado ninguna medida al respecto. Las irregularidades que informó no fueron investigadas adecuadamente, y en lugar de ello, fue trasladado a una distancia considerable de su hogar como si fuera una medida ejemplarizante. Las autoridades no han llevado a cabo las investigaciones necesarias. No se ha interrogado al Jefe de Estado Mayor que estuvo presente cuando se dio la orden de modificar la nota del postulante, ni se ha investigado el uso del vehículo oficial del coordinador de la Jefatura. Además, no se ha solicitado el correo electrónico a DE.ME.C.I. para verificar la solicitud de anulación de la primera lista de prelación, ni se ha indagado al personal de Recursos Humanos de la Jefatura de Cerro Largo que participó en el ingreso irregular. Sin embargo, las acciones en su contra no se detienen ahí. También se han esforzado por desacreditarlo y socavar su reputación, buscando silenciar las denuncias que ha presentado. Torres señala que estas circunstancias son conocidas en la Dirección de la Policía Nacional, donde se le interrogó formalmente. Observa que la tendencia actual parece ser la de atacar al mensajero en lugar de investigar las irregularidades reportadas. Esta situación plantea una seria interrogante sobre el futuro de la denuncia de hechos irregulares dentro de la policía. Al remitir esta carta al Sr. Ministro del Interior, Torres espera una respuesta diferente a la de las autoridades anteriores, basada en la honestidad y el respeto por la ley vigente.